miércoles, 1 de octubre de 2014

Camino de Madrid a Santiago

Camino de Madrid a Santiago de Compostela
Fecha: 14 al 20 de junio de 2014
Distancia: 650Km
Etapas: 7
Acompañado por: Santi, Quique y Flavia
Sabado 14 de junio
Etapa 1
Cercedilla - Coca 
Distancia:(104.9 Km.)
Tiempo empleado: 12 horas.
Teníamos muchas ganas de hacer el Camino de Santiago partiendo desde casa, y después de muchos preparativos nos lanzamos a la aventura Santi y yo, esta vez solo vamos los dos y seguro que echaremos de menos al resto de la Piña, pero por asuntos varios no nos pueden acompañar. Y no por falta de ganas.
Salimos de Leganes a las 6 de la mañana en cercanías con dirección a Cercedilla con  las bicis bien revisadas y todo el equipaje (como siempre demasiado)
 Durante el viaje en tren vamos soltando los nervios pero como es mi cuarto Camino y el quinto de Santi ya sabemos a lo que nos enfrentamos tenemos una semana por delante para disfrutar de la bici, de la compañía y los paisajes.
Por fin llegamos a Cercedilla 8:36 



 nada más salir de la estación nos encontramos con las rampas dirección a la Fuenfria, como ya lo conocemos sabemos que tenemos que empezar con mucha calma y sin prisas, nuestra meta está muy lejos como para empezar haciendo el loco, nos encontramos con cantidad de ciclistas dirección a Fuenfria e incluso un grupo de tres con dirección a Segovia donde nos volvimos a encontrar con ellos.
Paramos en el albergue juvenil para estampar el primer sello de nuestra credencial ,para  que quede reflejado desde donde empezamos.
La subida a la fuenfria es la dificultad más grande que hay en este camino y nosotros nos la encontramos nada más empezar, pero como llevamos muchas ganas lo pasamos sin demasiados apuros, lógicamente en la subida no vamos siguiendo las flechas, nos desviamos por el mirador de los poetas.

 Damos más vuelta pero es más ciclable que la calzada Romana. Una vez llegado a la Fuenfria.



 No encontramos el límite provincial, en  este punto retomamos las flechas amarillas que no dejaremos hasta Santiago.



 Comenzamos a descender. El camino va alternando pista con calzada romana y con carretera, hasta que se llega a un punto en que el asfalto se dirige hacia Valsaín.



Tras dejar un búnker a la izquierda, giramos en el mismo sentido comenzando un suave descenso. La silueta de la Catedral segoviana muy pronto se dibujará en el horizonte, convirtiéndose en la referencia que guiará nuestros pasos hasta ella. 


Nos dirigimos hacia el acueducto y descendiendo por andaderos urbanos hasta el fondo del valle que conforma el río Eresma, sus aguas, que encontramos por primera vez, serán la referencia a lo largo de muchos kilómetros.

Situados ya sobre la carretera que circunvala la ciudad, buscamos el cruce que conduce a Zamarramala, en este cruze buscamos una pradera situada entre el rio Eresma y la iglesia de San Marcos para descansar y reponer fuerzas, ya que todavía nos queda un largo tramo hasta el fin de etapa que nos hemos propuesto.

Despues del descanso continuamos  por el asfalto dejando a nuestra espalda el Santuario de la Vera Cruz y la ermita de San Roque, donde una lápida reza: «No conozco a nadie que habiéndose acercado a este lugar no haya sido conquistado por esta vista sorprendente». (Robert Gillon)
Enseguida se llega a Zamarramala, pequeña localidad donde nos encontramos una mesa de orientación desde la cual se divisa todo Segovia y la sierra madrileña.


 Salimos por el cementerio. Un corto rodeo por pistas recientemente mejoradas nos conduce a una amplia pista con dirección a Valseca.

Por buenos caminos bien señalizados se recorren los páramos segovianos con sembradura de cereales  vamos pasando pueblos y haciendo kilómetros fácilmente hasta llegar a Santa María Real de Nieva.
Lugar idóneo para hacer un descanso reponer fuerzas con una buena cerveza en el bar de la plaza junto con los abuelos jugando a las cartas.
Este tramo desde Segovia es llano en su mayor parte. Los extensos pinares de esta zona, que ya empiezan a ser familiares al peregrino y que en otro tiempo fueron una gran fuente de riqueza por la resina que producían, nos dan paso y sombra pero también nos hacen hacer un esfuerzo extra con el cual no habíamos contado, debido a la gran cantidad de arena en los caminos que hace casi imposible ir sobre la bici.



Abandonamos Santa María la Real de Nieva por la carretera principal con dirección a Nieva, cuya población se divisa al fondo. Por un camino paralelo a la carretera se alcanza rápidamente el casco urbano, que se cruza por el centro con agilidad y enseguida se toma la salida por la carretera de Nava.
Tras recorrer unos pocos metros por el asfalto y justo antes de cruzar por un puente sobre el arroyo Balisa, se tuerce a la derecha por un cañada que nos dirige hacia un bosque de pinos. El camino encuentra más tarde la línea del ferrocarril y siguiendo su referencia se llega a Nava de la Asunción. En este punto empezamos a tener problemas para encontrar las flechas amarillas lo cual hace que nos perdamos en un pinar y hagamos unos cuantos kilómetros de más aparte de empezar a acusar el cansancio del primer día, gracias a la tecnología tiramos de móvil y GPS y localizamos de nuevo la ruta, no será el único punto donde lo usaremos a lo largo del Camino.
Conseguimos llegar  a Nava de la Asunción y Las flechas amarillas Bueno más bien un grupo de niños que nos ponen otra vez en camino enseñándonos donde están las flechas amarillas que ellos no sabían su utilidad. Nos van conduciendo a través de esta importante y rica localidad, pasando por delante de su preciosa Iglesia parroquial dedicada –como no – a Ntra. Sra. De la Asunción.
Por la carretera de Navas de Oro, dejando atrás la ermita del Santo Cristo, se abandona la ciudad por un camino que surge a la izquierda y que nos llevará hasta el cañón del río Eresma, donde el camino gira a la izquierda dejando el torrente a la derecha. Siguiendo el curso del río y después de recorrer los últimos 5/6 kms. Se llega a Coca. a las 20:30, donde encontramos sin dificultad el albergue

Que utilizamos solo para nosotros por no haber más peregrinos lo cual nos da más libertad para dejar todo equipaje y las bicis dentro sin molestar a nadie después de una buena ducha salimos a dar una vuelta por el pueblo, para ver su castillo y cenar algo para acostarnos pronto que mañana queremos salir a las 9 de la mañana.


Según nuestra guía esta etapa era de 85.2 Km y con nuestro cuenta nos salen 104,9 Km hemos hecho 20 km más de los previstos.
Muy contentos con nuestra primera étapa y eso que según otros caminos anteriores la primera étapa siempre es la más complicada
Domingo 15 de junio

Etapa 2

Coca – Medina de Rioseco
Distancia: (109.75 KM)
Tiempo empleado: 11 horas
Empezamos a las 8 de la mañana  y nos tenemos que abrigar porque hace fresquito, partimos desde  el castillo.
Como hay dos alternativas cogemos  la que discurre por el llamado Camino Real, que une de un modo directo Coca con Alcazarén, llevando siempre el río a la izquierda . El inconveniente  es que no ofrece la más mínima posibilidad de avituallamiento en todo el trayecto. Pero por aquí evitamos los arenales de los pinares como nos han recomendado en el albergue.
Así que el desayuno tiene que esperar hasta Alcazarén. Es una etapa llana, donde los pinares y el río Eresma se convierten en nuestros compañeros.
Se cruza Villeguillo que por cierto han estado de fiesta y todavía están los restos del botellón por el suelo de la plaza,  se sale por la carretera de Olmedo, pero enseguida se tuerce a la derecha tomando una pista de tierra blanca, que se prolonga por una extensa zona agrícola hasta penetrar en nuevos pinares. Las señales nos  conducen hasta la carretera  que une las poblaciones de Olmedo y Cuellar. Hay que tomar el asfalto a la derecha y tras un corto recorrido, de nuevo nos encontramos con las aguas de nuestro amigo el río Eresma. Se atraviesa por el puente viejo e inmediatamente se tuerce a la izquierda. En este tramo encontramos a los primeros peregrinos una pareja de americanos.
 Una breve subida nos introduce nuevamente en el bosque, donde las flechas amarillas – hay que estar muy atentos a las señales - por sendas entre pinos, nos llevarán hasta Alcazarén.
Parece que es imposible evitar los arenales pero con paciencia y cuidado de no caernos  los vamos salvando , llegamos a Alcazarén donde nos encontramos con el chico de la oficina de turismo y nos guía a esta para ponernos  el sello en la credencial, y a la vez se presta para enseñarnos la Iglesia de Santiago Apostol y explicarnos muy detalladamente todo su interior, después de la visita guiada, nos dirigimos a almorzar al único bar que vimos abierto donde nos apretamos un bocata con unas cervezas y nos ponemos en marcha hasta Simancas próxima parada.
La salida de Alcazarén es por la carretera local que va en busca de la N-601 y que la encuentra a unos 600 m. aproximadamente. Se cruza la vía nacional sin perder la dirección y en suave ascenso, manteniendo el andadero principal, se llega a la granja de Brazuelas, donde un hermoso crucero Jacobeo nos da la bienvenida. Las edificaciones ganaderas y agrícolas de la finca quedan a nuestra izquierda, mientras que el camino sigue su curso entre pinares.
Poco a poco nos vamos aproximando nuevamente al cauce del Eresma, que cruzaremos tras encontrarnos con la carretera VA-404 – Mojados / Matapuzuelos - y muy pronto, una nueva pista de tierra aparece a nuestra derecha, la cual se sigue paralelamente al cauce, hasta llegar a la altura de la Ermita de Sieteiglesias, donde confluyen el Río Eresma y el Asaja. Se atraviesa este último por un pequeño paso y en la bifurcación se toma el camino de la derecha, que próximo al cauce de este último afluente, nos llevará hasta la población de Valdestillas.
Esta localidad se atraviesa por su eje principal, finalizando el recorrido urbano en la misma estación del ferrocarril. La carretera de la derecha es el Camino y por un paso subterráneo se superan las vías. A partir de ahí, aunque el camino aprovecha los andaderos que hay en los pinares de la derecha de la calzada, la referencia permanente hasta llegar a Puente Duero, es la propia carretera que une ambas poblaciones.
Por el robusto y antiguo puente, que da nombre a esta localidad, aun hoy practicable, se supera el gran río castellano
Pero nada más cruzarlo, las flechas nos invitan a torcer a la izquierda para tomar un camino agrícola que finaliza en la antigua carretera que une Simancas y Valladolid, la cual se sigue hasta alcanzar el impresionante puente sobre el Rio Pisuerga, que a su vez da acceso a la muy noble Villa de Simancas. Donde aprovechamos para comer y descansar un rato otra vez bocadillo y cervecita y como llevamos fruta que compramos en Puente Duero a media tarde cuando encontremos un lugar bueno pararemos a descansar y echarnos una siesta. Que será en Peñaflor de Horcajo 
A la altura de la fortaleza de Simancas, por un paso subterráneo, peatonal y muy bien señalizado, se cruza la autovía de Valladolid – Tordesillas. Ya en el otro lado se tuerce a la derecha para, en ascenso, rodear el montículo que queda a la izquierda. Un camino de tierra horadado sobre el altozano nos sitúa en la ladera norte y, muy pronto, una plazoleta de tierra de donde parten varios caminos nos hará dudar, ya que la señalización brilla por su ausencia. El camino que hay que tomar es el primero de la izquierda, que sin dejarlo, primero en suave descenso y posteriormente en mediano ascenso, nos llevará hasta Ciguñuela. Cruzamos esta localidad, dejando la esbelta torre de San Gines a la izquierda. Finalizado el ascenso a lo largo de toda la localidad y situados en la parte más alta y occidental, un camino de tierra cruza la prolongada llanura hasta encontrase con otro camino que se toma a la derecha.
 Muy pronto se sale a la Carretera que se coge a la izquierda y esta nos conduce directamente a Wamba que se encuentra en el fondo de una vaguada.
La salida de Wamba es por la carretera de Peñaflor de Hornija, pero inmediatamente, a la altura de una diminuta ermita, se toma un camino a la izquierda que asciende al páramo que tenemos al mismo lado. Según se va caminando por el recto y largo camino que cruza esta meseta, se va dibujando en el horizonte el perfil de Peñaflor, parece que está al alcance de la mano y que la llanura se prolonga hasta la misma puerta de su iglesia, sin embargo dos fuertes vaguadas, especialmente la segunda, que da acceso a la localidad, nos hace echar pie a tierra.
Grandes extensiones de cultivo de cereal, montes bajos y largas ondulaciones es la constante de este tramo
El cerro, que inmerso en la llanura sirve de base a la población de Peñaflor, obliga al peregrino a iniciar la etapa con un empinado descenso, dejando atrás los restos de la muralla que otrora sirvieron para la defensa de sus habitantes.
En la hondonada nos encontramos con un cruce de carreteras, el peregrino debe seguir con dirección a La Santa Espina, pero inmediatamente, la señal, indica que hay que girar a la derecha señal que no vimos  y nos hace dar una vuelta de 5 Km más y para colmo con fuerte aire de cara que nos penaliza más las fuerzas. Tomamos una pista de tierra que nos introduce en un monte bajo de carrascales y encinas. Se atraviesa en suave ascenso y ya en el llano aparece una finca agrícola a nuestra izquierda dando inicio a largas extensiones de cultivo. Al fondo, la vista de la población de Castromonte, nos invita a seguir caminando.
A partir de ahí el Camino ofrece dos alternativas, bien seguir por la carretera VA-515, que es por donde nos invitan las flechas amarillas o bien tomar la carretera de Villabrágima y enseguida un camino a la derecha. El asfalto es pesado y monótono, pero en suave descenso hasta Valverde de Campos. La alternativa de caminos de tierra, que también finaliza en Valverde, discurre por las altiplanicies y cerros de la izquierda y además no está muy bien señalizado.
En este punto optamos por coger la carretera ya estamos mosqueados con las señales que nos están haciendo perder tiempo y dar más de una vuelta y continuamos por la misma hasta llegar a Medina de Rioseco.
Llegamos a las 7 de la tarde, con un  cansancio considerable a causa de los 110 Km y  del aire en contra de los  últimos 14 Km. Hoy vamos a dormir en el Monasterio  de Santa Clara de  la Concepción donde tienen habilitado un albergue para peregrinos regentado por las monjas Clarisas.
En este albergue ya coincidimos con más peregrinos una pareja de Australia y un chico de Madrid, después de la ducha y descansar un rato nos vamos a cenar por fin un buen menú del peregrino en un bar que nos recomienda la monja y nos ponemos como el Kiko,ya nos hacía falta comer en condiciones después de la cena un paseo  y nos vamos pronto a la cama que está refrescando y mañana tenemos otra etapa larga ya cogemos el Camino francés y estaremos más acompañados
Segunda etapa concluida sin ningún imprevisto a excepción de las pérdidas que está convirtiendo en una mala costumbre.




Lunes 16 de junio
Etapa 3
Medina de Rioseco – Puente de Villarente (108.6 Km.)
Tiempo empleado 10:30 horas.
Como le hemos cogido gusto a esto de madrugar salimos a las 8 de mañana, pero hoy si desayunamos antes de empezar abandonamos Medina de Rioseco por la calle Rua Mayor, completamente porticada y nos dirigimos al Canal del Castilla Siguiendo las indicaciones de los peregrinos
Recorremos el ramal de Campos del Canal de Castilla, son 7Km hasta Tamariz de Campos, y desde aquí vamos a Moral de lareina donde retomamos el camino y las flechas amarillas
    De Cuenca de Campos se sale por la carretera de Villalón, pero a pocos pasos se toma un camino a la derecha que va a la ermita de San Bernardino, la cual dejamos a nuestra derecha. Una amplísima pista de tierra recientemente modelada por las grandes máquinas de movimiento de tierras, nos llevará hasta Villalón de Campos dando un pequeño rodeo, pero evitando la carretera y el dificultoso trayecto del antiguo ferrocarril.
Estamos ya en la última etapa de este Camino, muy pronto  alcanzaremos la localidad de Sahagun y con ella la gran ruta de peregrinación que es el Camino Francés, pero antes habrá de recorrer los 30 kilómetros de este trecho final.
Nos despedimos de Villalón dejando a nuestra espalda el majestuoso y afamado Rollo de Justicia, donde paramos a comprar fruta y comernos unas cerezas antojo de Santi que están de muerte.
La salida es por la carretera de Fontihoyuelo, pero tras pasar un puente sobre un arroyo se abandona por un amplio camino de concentración a la derecha que nos lleva hacia un importante abrevadero ganadero.  En este tramo coincidimos con un viajero muy peculiar resulta que salió de Reinosa sin rumbo con una semana para dar pedales y recorrer los caminos que más le gustaran en cada momento.
El Camino continúa por la misma rodada, y alternando con pequeños repechos y suaves descensos entre campos de cereal se llega a Fontihoyuelo, que queda en una pequeña hondonada.
Enseguida se cruza esta diminuta aldea y por el vallejón que forma la propia cuenca se toma un camino agrícola que sin dejarlo nos lleva hasta Santervás.
Las flechas amarillas casi esquivan esta localidad dejándola a la izquierda, ya que toman la carretera de Melgar de Arriba y por cuyo asfalto se recorren unos kilómetros. Cuando dicha vía se desvía a la izquierda con intención de ascender a lo alto de un páramo, el andadero toma un ramal de tierra a la derecha –bien señalizado – que paralelamente al río, pero a cierta distancia, nos conduce hasta Arenillas de Valderaduey.
Tras pasar por delante de la humilde iglesia de esta última aldea, se cruza el río y por un camino recto casi sin pisar y lleno de árboles frutales completamente pegado al cauce se llega a la histórica e importante villa de Grajal de Campos.
Cinco kilómetros rectos como una vela y por el asfalto de la carretera, son los que nos quedan  para concluir esta etapa y el recorrido de esta preciosa ruta. Que traemos desde Cercedilla, desde Sahagún a Santiago ya lo hemos realizado anteriormente y todavía tenemos reciente nuestro primer camino en el 2009.
Cruzar Sahagún ofrece cierta dificultad por deficiencias en la señalización con las flechas amarillas, pero basta con saber que tenemos que salir por el "Puente de Canto" sobre el río Cea.
                                      
Situados ya al otro lado de dicho río, Seguir por la opción más transitada y directa, supone tomar la ruta de la izquierda y que también discurre al mismo lado de la autovía, por donde se llega a Bercianos del Real Camino, pueblo de pocos vecinos y que se cruza sin mayores inconvenientes para continuar por un itinerario idéntico al anterior, de casi ocho kilómetros y así mismo un poco aburrido, pero que, sin ninguna posibilidad de confundirse, nos conduce hasta El Burgo Ranero.
La etapa es llana como la palma de la mano, casi 13 kilómetros nos separan de la primera población. A unos 10 kilómetros aproximadamente se cruzan las vías del tren por un paso subterráneo, referencia para saber que ya estamos cerca de Reliegos.
Reliegos, pueblo de pocos vecinos, es la única población intermedia de este itinerario que se cruza en un instante. Se sigue por el andadero y enseguida se divisa a lo lejos Mansilla de las Mulas.
Esta etapa es sencilla. Sólo hay que tener cuidado en los dos pasos en desnivel que hay entre el Burgo Ranero y Villamarco. Y en Mansilla de Mulas el camino se estrecha y las pendientes son pronunciadas.
Salida de Mansilla por el antiguo puente de piedra, que se encuentra a cien metros del refugio, a continuación se toma una pista agrícola en el margen izquierdo para evitar la carretera, y sin dejarla llegaremos a Villamoros. Este pueblo se cruza por la carretera en dirección a un singular puente en forma de curva que cruza el río Porma, conviene prestar atención al cruzarlo ya que soporta mucho tráfico y es peligroso.
Enseguida Puente de Villarente, donde tenemos el Albergue Don Pelayo donde sus propietarios  todavía se acuerdan del año que estuvimos los 6 piñones en el 2010, nos dan un trato familiar es un sitio muy agradable, se lo recomiendo a todos los peregrinos      
Tercera etapa terminada y cada vez nos encontramos mejor hemos cogido el ritmo de pedalada y poco a poco nos hemos presentado  a mitad del camino y dentro de dos días si todo sale bien
enlazaremos con Quique y Flavia que han partido desde León pero sus etapas son más cortas.



Martes 17 de junio
Etapa 4
Valdelafuente – Molinaseca (116 Km.)
Tiempo empleado 12 horas.
Empezamos la etapa con un buen desayuno y con nervios pues tenemos que atravesar León y no es cosa fácil, las flechas nos obligan a ir por dirección prohibida en algunos tramos y en otros brillan por su ausencia, pero como no es la primera vez ya vamos recordando y salimos sin dificultad, no sin antes hacer las paradas obligadas en el palacio Botines, en la Catedral, en el parador y hacernos las fotos para recuerdo.
A León centro se accede a través del barrio de Puente Castro y el puente peatonal que cruza el río Torio. A partir de este punto unas magníficas señales de bronce en forma de vieira, clavadas en el suelo, nos conducirán hasta el mismo pie de la Catedral.
Se abandona León siguiendo las conchas de bronce clavadas en el suelo, que parten de la misma Catedral, estas hacen que nos despidamos de San Marcos, para enseguida cruzar el río Bernesga y seguir de frente por la avenida de Quevedo en dirección a Trobajo del Camino. Esta localidad más que un pueblo, es hoy un barrio de León, se cruza por una larga avenida. No está muy bien señalizado, pero un paso peatonal que se eleva sobre las vías del tren nos indica que estamos en el buen camino.
Un kilómetro y medio más allá la carretera gira a la izquierda, mientras que las flecha nos indican a la derecha. Por la calle de la Cruz se asciende a lo alto de una colina, desde donde la ruta discurre paralelamente a la N-120, pero por las traseras de un polígono industrial. Y así se llega a la Virgen del Camino y a la misma puerta del Santuario.
Justo a la salida del Santuario y a la izquierda de la carretera se toma un camino de tierra y enseguida el peregrino tendrá que tomar una decisión: Bien dirigirse hacia Villar de Mazarife, cosa que nosotros aconsejamos sin la menor duda, o continuar recto con dirección Villadangos del Páramo, teniendo que soportar el tráfico y su infernal ruido.
A todos aquello peregrinos que nos hagan caso y opten por la tranquilidad que ofrece el Camino de Villar de Mazarife, decirles que el recorrido alterna entre el asfalto de pequeñas carreteras y caminos de tierra, al tiempo que pasa por los pequeños núcleos de población de Fresno del Camino, Oncina de Vadoncina, Chozas de Abajo y Villar de Mazarife, lugar que acoge al peregrino como ningún otro.
Para los que prefieren soportar camiones y turismos o tienen prisa, señalar que desde la localidad de la Virgen del Camino hasta Villadangos es un largo páramo de unos 14 kilómetros, con dos pequeñas depresiones que coinciden con los pueblos de Valverde de la Virgen y San Miguel del Camino. Todo este largo trayecto se hace por pistas situadas al lado izquierdo de la carretera, que solo se abandonan cuando se cruzan los caseríos anteriormente mencionados.
Se sale de Villadangos por la fuente de Ancos, el camino sigue por el páramo y siempre con la carretera N-120 como referencia, entramos en San Martín del Camino que se cruza rápidamente, y a partir de ahí un suave descenso nos conduce hacia Órbigo. Poco antes de llegar se abandona la carretera por la derecha, y por un camino que pasa entre pabellones de agricultura se llega al mismo puente del "Paso Honroso" y el Hospital de Órbigo.
A la salida de Órbigo y después de cruzarlo por la parte más histórica, se ofrecen nuevamente dos alternativas al peregrino: Seguir por la izquierda y por un camino pegado a la N-120 o bien por la derecha hacia Villares de Órbigo, ambas posibilidades concluyen en el crucero de Santo Toribio. Es más peregrina la opción de la derecha ya que se pierde de vista el intenso tráfico y discurre por dos pequeñas poblaciones. La primera que se encuentra siguiendo el camino, que está muy bien señalizado, es Villares de Órbigo y a otros tres kilómetros Santibáñez de Valdeiglesias.
A unos 6 kilómetros de este último pueblo se encuentran los peregrinos que fueron por un lado u otro, justamente en el crucero de Santo Toribio. El lugar que está situado en una elevación del terreno, ofrece unas vistas maravillosas. Todos los peregrinos se sientan un rato para contemplar, por primera vez, la ciudad de Astorga con la catedral que se dibuja en el horizonte, así como los montes de León al fondo y la cordillera cantábrica a nuestra derecha.
Se aborda un descenso relativamente fuerte hasta San Justo de la Vega y ya en el valle, tres kilómetros nos separan de Astorga, a la que no perderemos de vista ya que está situada en lo alto de una pequeña meseta. Se accede por el Este y su elevación obligará al peregrino a un último esfuerzo.
Cambia el panorama y el horizonte para el peregrino, los páramos y las largas llanuras que le han acompañado hasta el momento, dejan paso a un perfil montañoso: los montes de León.
Se abandona la monumental Astorga por su parte más occidental, por la carretera de Castrillo de los Polvazares. Tras pasar la ermita de Acce Homo y cruzar la circunvalación por un puente comienza una pista paralela a la carretera comarcal, que nos conduce a Murias de Rechivaldo, localidad situada a unos 5 kilómetros de la salida.
El camino discurre por la espalda del pueblo y sigue en línea recta, iniciando un suave pero constante ascenso, siempre por una anchas pistas forestales, hasta el cruce de Santa Catalina de Somoza, donde andadero y carretera comarcal casi se confunden.
En línea recta y con la vista puesta en los picos de los montes, se llega a Santa Catalina de Somoza y al Ganso, , siempre en ascenso y acompañados de encinares, robledales y algún que otro rebaño de ovejas.
Poco antes de llegar a Rabanal del Camino, un roble centenario nos invitará a descansar bajo su sombra, como así lo hicieron los muchos miles de peregrinos que nos precedieron.
En este punto tenemos que decidir si seguimos a Molinaseca o paramos en Rabanal son las 17:30 por tiempo vamos bien, pero las fuerzas ya nos van flaqueando y unido a mis problemas digestivos que me han obligado a para en cuatro ocasiones y los dolores de piernas de Santi nos hace dudar si seguimos subiendo la cruz de hierro y llegar a molinaseca o dejarlo para mañana que poder ser una etapa complicado terminando en Ocebreiro después de mucho pensarlo decidimos seguir por coger algo de ventaja en previsión de futuros problemas.
Se sale de Rabanal por la carretera y por ella se asciende, alternando con atajos a derecha e izquierda, durante unos 8.5 kilómetros, justo hasta hasta la cruz de hierro. Antes pasaremos por la antigua calle real del pueblo abandonado de Fuencebadón, aunque últimamente se ha establecido una taberna y un hostal hostal.
En la cruz de hierro, donde el peregrino deposita una piedra en su base para pedir protección en el viaje, el peregrino se encuentra en una de las cotas de mayor altitud de la ruta (1504 metros). El lugar es uno de los más míticos y emblemáticos del camino, se cree que, otra "cruz del ferro más primitiva", fue instalada sobre un altar romano dedicado al Dios Mercurio (Dios de los caminos) por el ermitaño Gaucelmo, que dedicó su vida a dar protección y cobijo a los peregrinos en estas inhóspitas tierras.
Con el Teleno a nuestra izquierda se sigue por una senda muy cercana a la carretera y a unos dos kilómetros de la cruz se encuentra otro pueblo abandonado: Manjarín, aunque no del todo, ya que en él se ha instalado Tomás, uno de los hospitaleros más singulares del camino por su exclusiva dedicación a los peregrinos a pesar de la dureza del lugar, por su afición a todo lo relacionado con la legendaria "Orden del Temple" (sé auto define como el único y último Templario) y en definitiva por la inestimable ayuda que presta a todos los romeros que la necesitan.
Poco después se alcanza la máxima altitud (1520 metros) al pie de una ex base de telecomunicaciones del Ministerio de Defensa. A partir de ahí, un prolongado y fuerte descenso por la otra ladera del Monte Irago, casi 17 kilómetros, alternando con atajos y la propia carretera nos conducirá hasta Molinaseca. Antes se pasa por los pintorescos pueblos de El Acebo nada cruzar el pueblo tenemos la primera avería reventón en la rueda trasera, menos mal que llevamos una cubierta de repuesto entre nuestro equipaje y eso que era excesivo, cambiamos la cubierta  y continuamos hasta  alcanzar Molinaseca, cuya entrada se hace por el antiguo puente románico sobre el río Meruelo, lo primero que hacemos es buscar una farmacia para comprar fortasec para mi principio de gastroenteritis y nos dirigimos al albergue del amigo de Pedro, después de la ducha y una cerveza reglamentaria yo en este caso aquarius nos dirigimos al pueblo a cenar hoy cena ligera para evitar males mayores.
Cuarta etapa ya empezamos a acusar el exceso de Km. Y tantas horas sobre la bici, pero el ánimo cada día es mayor ya nos sentimos cerca de nuestra meta.
 
Miercoles 18 de junio
Etapa 5
Molinaseca – Samos  (94.6 Km.)
Tiempo empleado 10 horas
Después de un buen descanso y una noche tranquila por mi parte me quedo más tranquilo no hay problemas digestivos.
Desayunamos tranquilamente en el albergue, acompañados de unos japoneses que vienen haciendo un reportaje del Camino.
De Molinaseca a Ponferrada nos separan apenas 8 kilómetros que discurren por pleno valle del Bierzo. Los primeros 4 son por carretera y poco antes de llegar a la población de Campo, se puede continuar por la misma vía o tomar un camino a la izquierda, que transita entre campos de cultivo, ambas alternativas nos llevarán a la Capital del Bierzo.
Se accede a la ciudad después de atravesar el puente sobre el río Boeza y las vías del ferrocarril. Las familiares flechas nos conducen por las antiguas calles de la población, hasta los muros del famoso castillo del Temple, donde, muy cerca, se encuentra el albergue de peregrinos.
Se abandona Ponferrada, tras cruzar el puente sobre el río Sil. El trazado actual no sigue el viejo de la N-VI, evita las zonas industriales desviándose al noroeste hacia las pequeñas localidades de Columbrianos y Fuentes Navas. Dicho desvío va por el paseo de las Huertas de Sacramento, toma una pequeña carretera a la derecha y a quinientos metros tuerce a la izquierda pasando por una pequeña ermita, dejando atrás un crucero, atravesando un túnel bajo la autovía A-6 y rodeando un pequeño cementerio e iglesia, antes de alcanzar la población de Columbrianos.
El camino sigue recto hacia Fuentes Nuevas, que se encuentra a 2.8 kilómetros y que se divisa al frente. Un crucero a la entrada recibe al peregrino, se cruza por la calle Real y tras dejar el cementerio a la derecha se continúa hasta Camponaraya, población también muy próxima, que se abandona después de pasar sobre el río Naraya.
Poco después de superar esta última población, la referencia son las bodegas de la Cooperativa de El Bierzo, donde se toma a la izquierda un carril de tierra que atraviesa nuevamente la autovía A-6 y tras una colina el camino discurre entre agradables campos de vides hasta la capital de las guindas: Cacabelos.
Cacabelos se cruza por la calle de los peregrinos que finaliza en el puente de piedra sobre el río Cúa y que una vez superado se aprecia a la derecha el Santuario de la Virgen de las Angustias, donde recientemente se ha construido un precioso albergue de peregrinos. El camino sigue recto por el arcén de la N-VI en ascenso hasta la aldea de Pieros, que queda a la derecha. A unos 2 kilómetros de este pequeño municipio hay que tomar un camino de tierra que nos conducirá hasta  Villafranca del Bierzo y nos encontramos con 5 casas a la vera del Camino, a continuación a la derecha en el Campo de la Gallina se encuentra la Fuente de San Lázaro y el Albergue Municipal ya la izquierda, junto a la Iglesia de Santiago el Albergue Ave Fénix (Jato), a 2 km a la salida del pueblo se halla el Albergue La Piedra”. Donde paramos en nuestro primer camino por cierto lo regenta un matrimonio de Getafe.
Como el tiempo es bueno. Decidimos hacer un descanso en la pradera del rio Valcarcel, ya que vamos con mucho adelanto sobre nuestro mejor previsión, teníamos pensado juntarnos con Quique y Flavia en Samos y si todo sale bien hemos quedado con ellos en Ocebreiro para comer, esto nos exigirá un exfuerzo adicional, pero la compañía de nuestros amigos nos motiva para seguir adelante.
A la salida de Villafranca del Bierzo, dos posibilidades se le ofrecen al caminante: seguir el curso del río Valcarce por todo el valle, o hacer los primeros 13 kilómetros por plena montaña, con un ascenso muy fuerte hasta la población de Pradela y un descenso, no menos suave, hasta el fondo del valle, donde se junta con la otra alternativa.
Los que elijan la opción más cómoda,en este caso nosotros, significa ir por el fondo del valle, deben tomar la antigua N-VI, que desde la inauguración de la autovía, evita el intenso tráfico que antes soportaba a lo largo de unos 13 kilómetros. En la actualidad es casi una delicia caminar por lo que ha quedado como una simple carretera local.
Nada más cruzar el puente sobre el río Burbia, hay que continuar recto por la antigua carretera que bordea el túnel. Los que opten por ir a Pradela deben girar a la derecha por una empinada cuesta. El primer kilómetro es para piernas muy fuertes o tomárselo con mucha tranquilidad, después el ascenso es más suave. A partir de Predela, población sin servicios que queda a la derecha, el descenso hasta el mismo cauce del Valcarce, es de pronóstico reservado.
La opción del valle, como ya hemos señalado, son 17 largos y llanos kilómetros por el arcén de la carretera N-VI, pasando por las poblaciones de Pereje, Trobadelo, La Portela y Ambasmestas. El paso por el núcleo de estas localidades, resulta agradable para el peregrino, por ser poblaciones que casi conservan todo el sabor primitivo.
Finalizado este tramo, justo en el cruce con la carretera que conduce a Vega de Valcarce, que es la que hay que tomar, se sigue por el mismo asfalto hasta unos dos kilómetros más allá de Las Herrerías. Antes pasaremos por las cercanas poblaciones de Vega de Valcarce y Ruitelán.
El ascenso al mítico O Cebreiro, se inicia después de Las Herrerías, sólo son 8 kilómetros, pero menos mal que las piernas del peregrino ya están muy curtidas a estas alturas, porque la subida es de extraordinaria dureza. Lo único que nos motiva es la cerveza que quique y Flavia nos han prometido
  Por fin llegamos a Ocebreiro, a sido una subida dura, debido al calor y la ausencia de sombra en toda la subida, pero ya estamos los cuatro juntos desde ahora empieza la parte final del camino, donde las etapas serán mas cortas lo cual nos viene bien despues de la paliza que llevamos encima paliza que se olvida con unas cevezas y un buen menú del Peregrino.
El grupo ha credido debido a la compañía de tres italanos  Franco, Favio y -Jaimito que vienen acompañando a Quique y Flavia.
Despues de una comida reponedora, nos separamos de los italianos a los cuales iremos viendo en varias ocasiones.
Para salir de Cebreiro se puede ir por el arcén de la carretera que va a Triacastela nosotros optamos por esta opción ya que se nos ha hecho un poco tarde después de la comida y queremos hacer noche en Samos.
 o tomar una senda a la izquierda, que discurre por un agradable bosque, y aunque asciende a una pequeña colina, resulta mucho más atractiva esta última alternativa. Enseguida por un leve descenso se llega a Liñares, pequeña localidad que se salva por el centro y a la izquierda de la carretera. Se sigue por el asfalto y como a un kilómetro se alcanza el alto de San Roque, donde un gran monumento al peregrino, obliga a hacer una parada y una foto para el recuerdo.
A partir de este punto, se toma una pista a la derecha, especialmente diseñada para caminantes, sin dejarla llegaremos a Triacastela pasando antes por las pequeñas localidades de Hospital, Alto do Poio, Fonfría y Viduedo.
Hasta el alto Do Poio es un suave y continuo ascenso, exceptuando los últimos 500 metros, que son de una gran dureza.
Del Poio a Triacastela es un permanente descenso, suave hasta Viduedo y con mayor inclinación a partir de este último núcleo de población. En este tramo final de 6.5 kilómetros, la senda se transforma en un magnifico mirador, la vista se recrea y el peregrino siente que vuela. La sensación sólo se explica viviéndola.
Antes de llegar a Triacastela se pasa por dos diminutas poblaciones: Filloval y As Pasantes. En la entrada de esta última, un anciano y enorme Castaño recibe a los viajeros. Finalmente, se accede a la meta, por una Corredoira empedrada entre castaños y arbustos, que dan cobijo y buena sombra.
Nueve kilómetros, hacia lo más profundo del valle, alternando asfalto y sendas, separan Triacastela del Monasterio de Samos. Tras recorrer los primeros tres kilómetros, el camino discurre por numerosos atajos que evitan los rodeos que dibujan la carretera y algunas pequeñas aldeas, como San Cristóbal, Lusio, Renche y San Martín el Real.
Advertir que precisamente en el mismo Triacastela, el peregrino deberá decidir si toma el descenso hacia Samos o prefiere seguir la variante de San Xil, que conduce directamente a Sarria, dejando el Monasterio de Samos para otra ocasión.
Esta variante la hicimos en nuestro primer camino y es bastante más bonita, pero no pasa por Samos que es donde queremos terminar la etapa.
Después de muchas dudas con el alberque, porque queríamos evitar el municipal, encontramos un albergue nuevo justamente enfrente del Monasterio, el cual recomiendo a todos los peregrinos. Una vez acoplados, aseados y medio recuperados, salimos a cenar y ver el partido que juega la selección española Contra Chile y perdemos 0-2.
Buenos pues otra etapa terminada, con nueva compañía y con la vista puesta en Santiago que cada vez está más cerca 120 Km aproximadamente repartido en 2 étapas

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